martes, 22 de febrero de 2011

Zauía Hansala

La cordillera del Atlas es la mayor extensión montañosa de Marruecos, duplica la longitud de los Pirineos y, siendo irregular en anchura, no es una sóla alineación sino un complejo de formaciones. En sus valles se forman ríos espectaculares, con poblaciones que ancestralmente supieron aplicar cultivos de regadío, con unos sistemas medievales que aquí en el Reino de Granada conocemos bien, idénticos a esos bancales de la Alpujarra o el Yemen. Con alturas superiores a los 4.000 metros, las aldeas alcanzan fácilmente los 2.500 metros de altura y sufren del rigor de la nieve hasta abril. La vida también es tan dura como hace mil años, basada en cultivos manuales, ganado lanar y bastante miseria. Aunque ahora ya tienen bastantes carriles de tierra y comienzan a construirse tendidos eléctricos, no plantean un futuro atractivo para la juventud. Y menos si lo primero que se enchufan son televisiones y parabólicas donde retransmiten todos los partidos de fútbol de inte
Como ocurre con el Rif más al norte, estos pueblos generan un flujo demográfico de población joven que emigra a Casablanca, Tánger, Fez y otras grandes ciudades del país, y muchos de ellos siguen su búsqueda de trabajo y subsistencia saltando a España, Francia e Italia.
La película "Retorno a Hansala" refleja un episodio social trágico en el que Chus Gutiérrez refleja el drama de una aldea de la que un grupo de jóvenes se embarcó en pateras en el Estrecho, con resultado de naufragio, muerte y repatriación para el enterramiento.
En pocas carteleras de cine habremos visto ese título, pese a los 3 Goyas que le otorgaron en 2009. Tampoco nos interesa mucho más de Argelia, Libia, Túnez o Egipto, excepto las pirámides (no se las pudieron llevar los ingleses al British Museum) y el gas natural (nos lo traemos entubado por Bennisa y Almería). Esos cinco países contienen 200 millones de personas que lo están pasando mal (su penosa existencia como país es de poco más de 50 años en todos los casos), pero están enderezando el rumbo de su futuro. Baraka.

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