Si es usted español, es usted un mal educado, claro que yo también, según la ONU en su Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, y sus índices de desarrollo humano (PNUD, véase http://hdr.undp.org/es/datos/mapa/ ) .
De esa web obtenemos este gráfico que nos compara con países vecinos y afines culturalmente:
Como soy un profundo ignorante del mundo de la enseñanza, producto del riesgo-país en el que estudio y habito, y además no tengo referencias más globales, sólo puedo invitar a quien quiera ampliar reflexiones sobre la educación en nuestro entorno malagueño que se lea a Miguel Ángel Santos Guerra o a Rafael Yus Ramos. Ambos tienen una presencia habitual en medios de comunicación provinciales, y no digamos en la red de redes.
Pero los datos son escalofriantes. Ya desde 1980 el porcentaje de presupuesto público del Estado dedicado a educación se quedaba en el 2,1%, no quiero ni pensar de dónde vendría, pues no hay datos. Por suerte con la consolidación democrática se dobla hasta 1995, pero cae durante una década después, curiosamente marcada por la presidencia de Aznar. Paradoja es que ese estancamiento se produzca en la etapa de más crecimiento económico aparente que ha vivido nuestro país en su historia. O es lógico, ya que el hipermaterialismo conlleva analfetización social. Por eso el breve repunte hasta 2008 podrá ser confirmado cuando aparezcan datos, si en este lapso de tiempo la presunta crisis nos ayuda reflexionar.
Por empezar comparaciones con modelos similares, la decadencia de Italia nos muestra un paralelismo escalofriante, pero se asigna el récord final a la baja de gasto educativo con el 4,3%.
Otro país hermano nos da lecciones desde la humildad y la carestía, Argentina tocó fondo tras la dictadura (1985) pero sobrevivió a los ajustes y vaivenes posteriores, incluida la crisis del corralito, y por ahora nos supera.
También hay que mirar arriba para encontrar a Francia y Portugal, que respectivamente, desde la temprana implantación de un modelo o desde el desarrollismo más reciente, mantienen unos aceptables niveles.
Y nos quedan dos países de alto gasto educativo. Ya sé que un porcentaje mayor de unas rentas nacionales modestas es menos, pero la lección de dignidad que aporta Marruecos y Cuba superan cualquier discusión sobre sus déficits democráticos. No sé hasta que punto se pueden maquillar o desnaturalizar los datos que recogen las Naciones Unidas, pero no me creo que en cuestiones de transparencia y anticorrupción interna España e Italia vayan a ser ejemplo en las últimas décadas.
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